En este lugar no se mezclan los olores entre personas que se sientan en esta silla, si no pensamientos. Y cada uno de ellos tiene un sabor, un tacto y un olor diferente.
Un pensamientos puede tener un sabor dulce. Se saborea como si fuera una pequeña golosina recubierta con azúcar y en su interior guarda un secreto blando y suave.
Un pensamiento también tiene tacto, podría ser rugoso, tierno blando, frío, cálido… Cada uno expresa una emoción o estado de ánimo diferente.
Un pensamiento también tiene olor. Puede oler a mar, a lluvia, a mujer, a hombre, a sexo, a arena, a hogar…
El único sentido del que carece un pensamiento es el de la vista.
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