lunes, 14 de diciembre de 2009

Sobre la ceguera de los pensamientos

En este lugar no se mezclan los olores entre personas que se sientan en esta silla, si no pensamientos. Y cada uno de ellos tiene un sabor, un tacto y un olor diferente.

Un pensamientos puede tener un sabor dulce. Se saborea como si fuera una pequeña golosina recubierta con azúcar y en su interior guarda un secreto blando y suave.

Un pensamiento también tiene tacto, podría ser rugoso, tierno blando, frío, cálido… Cada uno expresa una emoción o estado de ánimo diferente.

Un pensamiento también tiene olor. Puede oler a mar, a lluvia, a mujer, a hombre, a sexo, a arena, a hogar…

El único sentido del que carece un pensamiento es el de la vista.

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