Todo lo que sé es que ella estaba sentada en su silla de metal. Una silla un poco fría, pero bastante cómoda. No tenía nada en lo que pensar, en lo que hacer, pero sonreía. Era feliz. Su sonrisa parecía que se despegara de su cara y saliera volando por la ventana de casa en casa.
Su sonrisa fue recoriendo kilómetros por las carreteras de medio mundo tan largas y con tantas curvas, pero seguía sonriendo como el primer día. Ni el viento que le pasaba entre los espacios interdentales, ni el sol que le resecaba los labios y le hacía calentar sus dientes, ni la lluvia que hacía parecer que esa sonrisa llorara, cerraba la abertura de esa sonrisa ni un milímetro. Ni uno sólo. Ni uno sólo.
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Realmente no hay descanso en nuestro camino, pero anda siempre atento por él, alza la vista del suelo, puedes encontrar quien te de fuerzas para recorrerlo y lo haga junto a ti. A veces, sonreír es la mejor forma de contribuir a cambiar el mundo. Una sonrisa es la semilla que crece en el corazón y florece en los labios. Cada vez que un hombre ríe, añade un par de días a su vida.
ResponderEliminarEstrella del Norte
La felicidad suele estar a la vuelta de la esquina que nunca doblamos.
ResponderEliminarUna frase de Fernando Sabater: El secreto de la felicidad es tener gustos sencillos y una mente compleja, el problema es que,a menudo la mente es sencilla y los gustos son complejos.
Antares
La felicidad no se busca, se encuentra.
ResponderEliminarIntenta ser siempre feliz, porque nunca sabes quién se va a enamorar de tu sonrisa.
Antares
La felicidad da vida, y la vida, si la vives, da felicidad.
ResponderEliminarTe dejo un enlace que quizá ya conozcas.. pero vale la pena (si no es así) conocer esta historia que todavía se está escribiendo...
http://www.biciclown.com/
Uno de los libros del autor es "Kilómetros de sonrisas". Todo un reportaje literario.